¿Conocéis el cuento La ovejita que vino a cenar? Pues hoy vengo a hablaros de su segunda parte. Para los fans del primer cuento, entre los que nos incluimos todos aquí en casa, el hecho de que haya un siguiente libro con los mismos personajes ya es muy positivo: los pequeños lectores conocen a los personajes y conectan con ellos al momento. En este caso, nuestro lobo nos seguirá dando grandes lecciones, porque nos demuestra una vez más que no debemos dejarnos guiar por las apariencias, juzgar sin conocer, o poner etiquetas a las personas (o animales en este caso, claro).

La historia es muy divertida, con ilustraciones a todo color y, en algunas páginas, una primera aproximación al cómic para los pequeños lectores que me ha gustado bastante. Mucho mensaje (como en el cuento anterior, que trataba la empatía y cuya reseña podéis leer aquí: La ovejita que vino a cenar – reseña), y muchas posibilidades de diálogo posterior a la lectura. Pobre lobo, qué difícil se lo ponemos en todos los cuentos, ¿verdad? Si es que a veces las apariencias engañan…

Lo único cierto es que todos podemos convivir juntos, y en paz,  con nuestras diferencias. Solo es una cuestión de querer hacerlo.

Feliz fin de semana. Y felices lecturas con vuestros pequeños.

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