[Microrrelato] Compromiso eterno.

El ruido de ruedas contra la gravilla avisa que llega otra novicia. La observo tranquilamente desde mi ventana, segura desde mi posición: ante mis ojos aparece una muchacha joven (insultantemente joven diría yo), de una tez tan tersa como pálida, donde destacan unas mejillas arreboladas por el intenso frío; no puedo pasar por alto sus ojos enrojecidos, claramente por el llanto. Un desengaño amoroso, sin duda. Eso, y nada más que eso, es lo que la ha traído hasta aquí. Nada nuevo, ha habido muchas otras antes que ella. No me interesan lo más mínimo ni su devoción ni sus motivaciones pero sí debo enseñarle bien sus obligaciones: debe tener claro desde el principio que ha asumido un compromiso eterno. Como hice yo, hace ya mucho tiempo. Sí, demasiado. Aunque puedo decir con orgullo que ni un solo día he faltado a mi promesa. Le enseñaré los rezos de maitines, laudes, prima tercia, nona, vísperas y completas. La acompañaré en el huerto, durante sus oraciones. Como buena madre superiora, es mi deber. Solo espero que esta no tiemble como una hoja al notar mi presencia. Sonrío al recordar a la chica que llegó antes que ella. Ay, el miedo… algo tan real… como yo misma. Lo único cierto es que un día en el convento es duro. Sé lo que digo: No en vano llevo más de trescientos años encerrada entre estos muros de piedra.

#Microrrelatos2018 #MicroMiedo #Sweek

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